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Segmentos

La satisfacción de Cristo

“Cada creyente tiene la responsabilidad de vivir de tal modo que Jesucristo quede satisfecho de haber entregado su vida por él”

El sacrificio de Cristo no fue en vano. No podría serlo, pues la vulnerabilidad, humillación extrema, sufrimiento e impotencia voluntaria asumida por Dios en la persona de Cristo al entregarse sin resistencia alguna en la cruz como sacrificio expiatorio por el pecado de la humanidad, es un costo muy alto como para que, luego de pagarlo, nadie se acoja a los beneficios alcanzados a su sombra. Y dado que, dejados a nuestra suerte los seres humanos nos encontramos tan sumergidos en nuestra condición caída que la posibilidad de que nadie se acogiera a la cruz sería muy real, −pues preferimos morir en nuestra ley que vivir por el evangelio de Cristo−, Dios se aseguró de que su sacrificio no fuera en vano al elegir a un número significativo de seres humanos a quienes su especial influencia y eficaz labor de convicción les abrirían los ojos y les permitirían ver la verdad y valorar los inapreciables beneficios salvíficos de la cruz, conduciéndolos a la fe que nos permite acceder a ellos con humildad, arrepentimiento y profunda gratitud. Pero la labor de Dios no concluye en este punto, sino que continúa, haciendo de sus elegidos, los creyentes, seres transformados, de tal modo que, aunque hayan sido elegidos sin mérito de su parte, una vez hecha efectiva la elección se convierten en personas que honran con su conducta la elección de la que han sido beneficiarios, conforme a la declaración del profeta respecto de Cristo: “Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos” (Isaías 53:11)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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