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Segmentos

La responsabilidad del pastor

“Dios tratará al final con todas sus ovejas, pero a quienes primero pedirá cuentas es a los pastores que las debían apacentar”

Sin perjuicio de la responsabilidad personal e individual que todos y cada uno de los seres humanos tenemos delante de Dios que nos obliga a rendirle cuentas de nuestros actos a solas y con plena conciencia, la responsabilidad de los  gobernantes o dirigentes humanos, ya sean de tipo político o religioso, será siempre mayor que la de los gobernados y dirigidos por ellos. Es por eso que a la hora de pedir cuentas, Dios recurre en primera instancia de manera solemne a los pastores, término que en el Antiguo Testamento designa no sólo a los dirigentes religiosos, como los sacerdotes y los profetas eventualmente −como sí sucede en el Nuevo Testamento−; sino también y de manera especial a los dirigentes políticos de Israel, como los reyes, responsabilizándolos a ambos por igual de la suerte del pueblo raso, representado en cada una de las ovejas del rebaño, ratificando así el muy razonable principio evangélico que afirma que, a mayores privilegios, mayores deberes y responsabilidades “… porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48), justificando la severa y sentenciosa amonestación que Dios les dirige por intermedio del profeta: “Por tanto, pastores, escuchen la palabra del Señor.Así dice el Señor omnipotente: Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas, y no se apacentarán más a sí mismos. Arrebataré de sus fauces a mis ovejas, para que no les sirvan de alimento” (Ezequiel 34:9-10)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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