Volviendo con el papel de centinela que el creyente está llamado a desempeñar en el mundo, hay un aspecto ineludible de gran responsabilidad que este llamado conlleva. Se trata de la obligación algo ingrata que el centinela tiene de advertir a quienes le rodean sobre las consecuencias de su conducta, de seguir en la dirección equivocada en la que van. Y esto al margen de la buena o mala disposición que el amonestado pueda manifestar hacia quien lo amonesta, pues más allá de la intención de que el primero corrija su conducta para su propio bien; el centinela busca con esto también evitar compartir con su silencio al respecto, la culpa de quienes debidamente advertidos, insisten en continuar en la dirección en la que van, cosechando las lamentables consecuencias de sus actos. Porque si este último corrige, las advertencias del centinela habrán rendido todo el fruto esperado, pero si no corrige, el centinela de cualquier modo habrá salvado su responsabilidad al respecto, como se lo indicó Dios al profeta: “«Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte al malvado: ‘Estás condenado a muerte.’ Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. En cambio, si tú se lo adviertes, y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida. Por otra parte… si tú le adviertes al justo que no peque, y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso de tu advertencia, y tú habrás salvado tu vida.»” (Ezequiel 3:17-21)
La responsabilidad del centinela
22 octubre, 2021
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“Todo creyente tiene la responsabilidad del centinela que no le permite permanecer callado impunemente en toda circunstancia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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