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Segmentos

La paciencia de Dios tiene límite

“Dios es paciente pero no indiferente. Su paciencia quiere otorgarnos tiempo para arrepentirnos, pero aún ésta tiene un límite”

El Señor Jesucristo advirtió en su momento:“… ─Todavía no ha llegado mi hora; para ustedes, en cambio, cualquier tiempo es apropiado” (Juan 7:6 BLPH), razón por la cual los creyentes requieren madurez y confianza para no estar apresurando sus actuaciones y no encasillarlas ni encerrarlas en los términos de nuestras estrechas y muchas veces equivocadas expectativas, sino dejar a Dios ser Dios, para que Él actúe soberanamente como lo juzgue más conveniente y en los tiempos por Él establecidos, bajo la convicción de que, si bien Dios nunca llega tarde, tampoco llega la víspera, sino siempre en el momento justo. Los no creyentes, a su vez, no deberían interpretar estas presuntas tardanzas como indiferencia o, peor aún, como evidencia de la inexistencia de Dios. Más bien, la razón de la paciencia y la tolerancia de Dios por la que a veces los cristianos nos preguntamos, no son de ningún modo el desinterés ni la indiferencia divina, ni mucho menos alguna impotencia de Su parte, sino Su intención de darnos tiempo para arrepentirnos y reconciliarnos con Él mediante el evangelio, como nos previene el apóstol: “¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento? Pero por tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio” (Romanos 2:4-5). Obstinación que puede llevarnos a pasar por alto la oportunidad que nos ofrece para reconciliarnos con Él: “porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte” (Lucas 19:44)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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