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La moneda al césar

"Si damos la moneda al césar porque lleva su imagen, debemos darnos a Dios por completo, pues llevamos su imagen”.

En Mateo 22:19-21 el Señor dijo: “Muéstrenme la moneda para el impuesto. Y se la enseñaron. −¿De quién son esta imagen y esta inscripción? −les preguntó. −Del césar −respondieron. −Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”. Al amparo de esta instrucción algunos han llegado a pensar que podemos separar nuestras vidas en dos compartimientos estancos y sin relación entre sí: uno, el que tiene que ver con las actividades de la iglesia en el que le damos a Dios lo que es de Dios. Y el otro, el que tiene que ver con el mundo, en el que nos guiamos por un sistema de valores diferente; el establecido por el césar o los gobernantes seculares. Pero no hay tal. Los cristianos somos personas íntegras que tanto en la iglesia como en el mundo nos comportamos siguiendo el sistema de valores del reino de Dios, pues así como pagamos los impuestos a los gobiernos constituidos con la misma moneda que los gobernantes han acuñado para ese y otros propósitos de la vida social, obedeciendo la instrucción del Señor al respecto; todo lo que hacemos en todos los ámbitos de la vida humana lo hacemos también como Dios manda, pues si la moneda se le entrega al césar por llevar su imagen, con mayor razón los seres humanos debemos entregarnos a Dios sin reservas en obediencia y fe, pues debido a que reflejamos su imagen, como lo afirman sin confusión alguna las Escrituras en el ya varias veces citado Génesis 1:26: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó…”, es Él, entonces, quien tiene todos los derechos sobra cada uno de nosotros

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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