La noción de libertad está íntimamente ligada al evangelio en la medida en que Cristo nos reveló que la libertad únicamente se alcanza mediante el conocimiento de la verdad que él vino a brindarnos: “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres… si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” (Juan 8:32, 36). Es por eso que la Reforma Protestante, al volver a la exposición y estudio directo de las Sagradas Escrituras, potenció e hizo posible la aparición y vigencia actual de todas las libertades modernas, comenzando por las libertades de examen, de culto y de conciencia y la tan valorada libertad de expresión y prensa, entre otras. Es tanto así, que el evangelio hizo posible que sus contradictores y detractores puedan incluso atacarlo en ejercicio de estas libertades sin peligro de que este tipo de ataques sean silenciados por la fuerza, como ha sucedido tradicionalmente a lo largo de la historia por parte de los poderes y regímenes dominantes que no suelen conceder a sus gobernados el derecho a disentir sin ser acallados, apelando incluso al encarcelamiento y la ejecución de los disidentes por parte del régimen de turno. Así, pues, las libertades de las que hoy gozan los detractores del cristianismo para atacarlo impunemente son un producto directo del mismo cristianismo al que atacan, por lo que, así no fuera más que por esta causa, estos contradictores del cristianismo deberían unirse a los creyentes siquiera brevemente para valorar estos beneficios con estas palabras del salmista: “Alaba, alma mía, alSeñor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2)
La libertad de expresión
13 mayo, 2021
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“Los ataques al cristianismo de parte de sus detractores son posibles gracias a los beneficios y libertades logrados a su sombra”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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