Sergey, un cristiano del común que vivió el cambio entre la coerción y persecución sistemática al cristianismo propia de los tiempos de la Unión Soviética y su posterior desintegración con la caída del comunismo, hacía esta confesión como producto de su reflexiva y honesta consideración entre el estado de la iglesia con anterioridad y posterioridad a estos eventos, concluyendo que: “Parece que manejamos la persecución mejor que la prosperidad”. De hecho, el historiador Paul Johnson nos informa que a lo largo de la historia del judaísmo y a partir del exilio babilónico ha existido en él una fuerte corriente que ve siempre con sospecha el poder y el triunfalismo político, pues vislumbra en ello una amenaza contra la pureza y fidelidad del pueblo hacia Dios urdida por Satanás para fomentar sutilmente la relajación y el alejamiento de Dios entre su pueblo. Un amplio sector de la iglesia primitiva, con los monjes a la cabeza, también llegó a la misma conclusión al observar la inquietante transformación que aquella sufrió cuando el emperador romano Constantino promulgó el “Edicto de Tolerancia”, al amparo del cual cesó formalmente la persecución y la iglesia comenzó a detentar poder político en detrimento de la autoridad moral que había exhibido y ejercido durante los tiempos de la persecución. Ya lo dijo Dios: “Yo te hablé cuando te iba bien, pero tú dijiste: “¡No escucharé!” Así te has comportado desde tu juventud: ¡nunca me has obedecido!” (Jeremías 22:21). Al fin y al cabo: “Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:12)
La engañosa prosperidad
9 octubre, 2021
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“La iglesia suele ser más pura y consagrada cuando está bajo persecución que cuando se halla en la prosperidad”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Cuando estamos ciertos de que la prosperidad es un regalo de Dios, con mayor razón debemos rendirnos a el ostentando solamente la verdad que para nosotros representa todo lo que con El tiene que ver.