El Señor Jesucristo nos advirtió sobre algo que no podemos olvidar: “»Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece” (Juan 15:18-19). Así, pues, todo cristiano auténtico debe estar dispuesto y preparado para afrontar algún tipo de persecución de parte del mundo en el que se encuentra, pero al que no pertenece, por causa de su fe. Hay cristianos que lo tienen muy claro, pues en muchos lugares del mundo aún se les persigue hasta la muerte de modo que nunca han faltado mártires a la iglesia de Cristo a lo largo de la historia. Pero incluso en los lugares en donde el cristianismo es tolerado o ha gozado de respeto y credibilidad, como sucede todavía en algunos países bajo la órbita de un Occidente cuyos mejores aspectos fueron moldeados históricamente por el cristianismo; los cristianos no pueden pensar que serán apreciados por el mundo al que denuncian y ponen en evidencia, de modo que siempre tendremos que sufrir algún tipo de persecución, ya sea en forma de señalamientos en gran medida calumniosos o de discriminaciones y marginamientos sutiles, en medio de los cuales tenemos, sin embargo, el consuelo y la garantía divina de que seremos:“… »Dichosos… cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo…” (Mateo 5:3-12)
La dicha de los perseguidos
7 enero, 2022
2 Lectura mínima
“La persecución abierta o la discriminación sutil son algo que todo cristiano tiene que vivir para disfrutar de verdadera dicha”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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