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Huyendo de Dios

“No sirve de nada ser valientes en batallas que no valía la pena pelear, pero tampoco huir de los encuentros que son inevitables”

Decía Norman Vincent Peale que: “Parte de la felicidad de la vida consiste, no en entablar batallas, sino en evitarlas. Una retirada magistral es en sí misma una victoria”. En efecto, es diferente huir por temerosa cobardía que hacerlo por prudencia. De lo contrario se cae en la peligrosa e insensata temeridad de quien no elude la confrontación bajo ninguna circunstancia, pues considera que huir es señal de cobardía. Pero el valiente entiende que en ocasiones una huida estratégica es la mejor opción, pues de nada sirve ser valientes en batallas que no valía ni siquiera la pena pelear. Asimismo, resulta infructuoso huir de las confrontaciones necesarias e inevitables y es sabio saber distinguirlas. La Biblia nos indica que debemos huir de las malas pasiones, de las doctrinas extrañas, de los que viven en el error, de la corrupción que hay en el mundo, de la inmoralidad sexual y de la idolatría. Pero al mismo tiempo nos advierte que es inútil huir de nuestra responsabilidad ante Dios, pues aquí sí podremos correr, pero no podremos escondernos, pues: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha! Y si dijera: «Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío», ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!” (Salmo 139:7-12)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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