El cristianismo es la doctrina más igualitaria e incluyente que conoce la historia, pues sin perjuicio de su condenación del pecado y del requerimiento de que lo confesemos, nos arrepintamos y nos apartemos de él; cumplido este paso en la iglesia hallan cabida personas de todas las condiciones, extracciones y procedencias en plano de igualdad delante de Dios. Es cierto que, como sucede en toda institución y organización social, cada uno de nosotros tiene roles diferentes más o menos necesarios o significativos dentro de la organización, que conceden a cada persona una honra particular y diferente, pero esos roles no eliminan la igualdad fundamental que todo creyente tiene delante de Dios y el acceso directo que todos tenemos al Padre a través de Cristo. Por eso, las jerarquías artificiales levantadas en ella, tales como la drástica distinción y separación entre laicos y clérigos, en particular la que atribuye a los clérigos de manera automática un nivel superior de espiritualidad y de acceso a Dios que no tendrían los laicos, como sucede en la anacrónica y elitista institución sacerdotal del catolicismo romano que hace de ellos mediadores entre Dios y el creyente común, o en el protestantismo pentecostal con el culto a la personalidad de sus carismáticos y casi inalcanzables y especialmente “ungidos” dirigentes; todas ellas son culpables de promover tácitas o expresas divisiones en la iglesia, contra las cuales advierten solemnemente las Escrituras: “Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos” (Romanos 16:17)
Falsas jerarquías
27 enero, 2023
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“Quienes promueven falsas jerarquías con base en la distinción entre ministros y laicos son culpables de dividir a la iglesia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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