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Segmentos

Estrellas del cielo y arena del mar

“Todo lo que eventualmente tengamos que sacrificar por causa de Cristo en este mundo nos será devuelto por Él cien veces más”

Las exigencias de la fe, la fidelidad a nuestros principios y nuestras lealtades a Dios pueden requerir de nosotros el sacrificio de opciones legítimas y deseables, pero inconvenientes o incompatibles en un momento dado con el llamado que Dios nos formula y la vocación de vida que lo acompaña. Abraham, antes de ser probado en su obediencia con el tentativo y finalmente innecesario sacrificio de Isaac, ya había tenido que abandonar definitivamente su tierra y su parentela y Job, para mantener su integridad y no ceder a la tentación de renegar de Dios dándole la razón a los incisivos y malintencionados cuestionamientos y acusaciones dirigidas por Satanás en contra de su carácter, tuvo que soportar dos andanadas sucesivas de parte del diablo que lo despojaron en su orden de sus bienes e hijos y de su salud respectivamente. Pero posteriormente ambos fueron compensados con mayor abundancia en relación con lo que tuvieron que sacrificar, abandonar o perder en el proceso, pues la descendencia de Abraham llegó a ser “como las estrellas del cielo y la arena del mar” (Génesis 22:17) y Job recibió “dos veces más de lo que antes tenía” (Job 42:10), como lo promete y ratifica el Señor en el evangelio:“-Les aseguro -respondió Jesús- que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna. Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros.” (Marcos 10:29-31)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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