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Envidias amargas y rivalidades

“La amargura y la envidia van siempre de la mano y pueden llegar a convertir a un potencial sabio en un mero erudito mundano”

Santiago identifica a la envidia y la amargura como las actitudes que corrompen, convierten y rebajan a la verdadera sabiduría de lo alto en mera y vulgar erudición o sabiduría terrenal, a la que terminan acompañando y caracterizando de manera invariable, junto con los conflictos, la confusión, las rivalidades y las acciones malvadas a lo que todo esto da lugar: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría. Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica.  Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera” (Santiago 3:13-17). Pero tal vez la verdadera piedra de toque que transforma a un potencial sabio en un mero erudito mundano es el envanecimiento típico del erudito contra el que advirtió Pablo cuando dijo: “…. El conocimiento envanece…” (1 Corintios 8:1). Así, pues, el conocimiento inicialmente recomendable y provechoso puede degenerarse por causa del envanecimiento que lo acecha y dar lugar, como en cascada, a un revoltijo de amargas envidias, rivalidades, actitudes presumidas, confusión y toda clase de acciones malvadas que anulan los beneficios del conocimiento y terminan así más bien haciéndole el juego al diablo

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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