La alegría es parte del fruto del Espíritu Santo en la vida del creyente, según lo leemos en Gálatas 5:22. Los creyentes estamos llamados, entonces, a ser personas alegres y festivas, dispuestos a celebrar sanamente el don de la vida y todas las bendiciones que lo acompañan. De hecho, las ciencias de la religión han establecido que una de las más sanas y universales manifestaciones de la religiosidad humana es el entusiasmo, término que se define como esa atmósfera festiva y contagiosa que caracteriza cada reunión o asamblea de creyentes. Se explica que el sociólogo cristiano Antony Campolo escribiera un libro con un muy expresivo título: El Reino de Dios es una fiesta, en el que argumenta que una de las más eficaces figuras para transmitir el evangelio es la idea de fiesta asociada a él. No es casual la importancia asignada por Dios a las fiestas de Pentecostés, Pascua y Tabernáculos entre el pueblo judío, ni tampoco el hecho de que el ministerio público del Señor comience en una fiesta de bodas, las de Caná, en la cual, dicho sea de paso, realizó su primer milagro. Celebrar es, pues, algo inherente al evangelio, pero la fiesta que Dios promueve se guía por parámetros diferentes y opuestos a los criterios frívolos, laxos y moralmente relajados del carnaval del mundo, constituyéndose en un anticipo de la fiesta de bodas preparada para la iglesia en los últimos tiempos. Los cristianos debemos, pues, caracterizarnos por un espíritu alegre y festivo, como Dios manda: “¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!…” (Eclesiastés 9:7-9)
Entusiasmo y alegría festiva
6 agosto, 2021
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“Dios fomenta la alegría entre su pueblo, pero sin llegar a confundir la fiesta de su reino con el engañoso carnaval del mundo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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