La fe tiene la particularidad de que nos permite ver siempre el vaso medio lleno, mientras que la incredulidad nos lleva a ver el mismo vaso siempre medio vacío. Porque el “vaso medio lleno” implica la presencia de Dios guiando providencialmente las cosas, por mal que se puedan ver, mientras que el “vaso medio vacío” implica la ausencia de Dios y el caos consecuente. Dicho de otro modo, la presencia de Dios puede hacer un cielo del infierno, mientras que la ausencia de Dios obra el efecto contrario: hacer un infierno del cielo. Así, pues, nuestra percepción favorable o desfavorable de la realidad depende de si vemos o no vemos a Dios en medio de ella. Es tan transformador el efecto de la fe en la manera en que vemos las cosas, que una vez nos habituamos a la visión siempre esperanzadora de la realidad que la fe en Cristo nos ofrece, por contraste con la visión desoladora a la que estamos abocados sin ella, ya no queremos renunciar nunca a ella, llevando a Fedor Dostievski a declarar: “Si alguien me demostrara que Jesús no poseyó la verdad… entonces preferiría seguir con Jesús que con la verdad”, declaración que más que plantear una falsa disyuntiva ─pues finalmente la verdad está en Jesucristo─ lo único que pretende es enfatizar cuán superior es la visión que la fe en Cristo y su presencia con nosotros nos otorga en relación con cualquier otra perspectiva de la realidad en la que Él no se encuentre presente. Se explica, entonces, la petición de Moisés: “─O vas con todos nosotros ─replicó Moisés─, o mejor no nos hagas salir de aquí” (Éxodo 33:15)
El vaso medio lleno
18 noviembre, 2020
2 Lectura mínima
“La presencia de Dios puede hacer un cielo del infierno, mientras que su ausencia puede transformar el cielo en un infierno”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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