Sistematizar es la actividad mental por la que organizamos nuestros conocimientos y experiencias de manera más provechosa, sintetizándolos metódica y ordenadamente dentro de un sistema. Pero sin perjuicio de ello, los conocimientos y experiencias que se sistematizan pierden mucha de su fuerza, frescura, inspiración y profundidad inicial. Los sistemas terminan, en palabras de Paul Tillich, condenando al hombre a vivir “en la superficie entre cuerpos petrificados, que algún terremoto espiritual del pasado extrajo de las profundidades”, puesto que, como sigue diciéndonos: “las verdades, antes profundas y poderosas, que los mayores genios descubrieron a través de hondos sufrimientos y de increíbles esfuerzos, se vuelven superficiales y vacuas cuando las usamos… porque… Una verdad, sin el camino que a ella conduce está muerta. Si aún seguimos usándola, únicamente contribuye a reforzar la superficie de las cosas”. La doctrina de la justificación por la fe, por ejemplo; emblema de la Reforma Protestante en el siglo XVI, fue el producto de una búsqueda agónica y una profunda experiencia vital del reformador Martín Lutero que transformó drásticamente su vida para bien, pero luego, al incorporarla a un cuerpo doctrinal de teología sistemática, se convierte en un mero conocimiento formal que se suscribe y utiliza de pretexto para evitar vivir esta experiencia transformadora, justificando la denuncia que Dios, a través de Cristo, nos dirige: “El Señor dice: «Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un mandato enseñado por hombres” (Isaías 29:13)
El peligro de la sistematización
27 agosto, 2021
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“El peligro de la sistematización es que convierte una experiencia vital en una doctrina que hay que suscribir aunque no se viva”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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