Destino, suerte, casualidad, son nombres seculares e impersonales que utilizan los no creyentes para no tener que referirse a un Dios personal, soberano y providente, pero que, de cualquier modo, nos remiten a Él, como en la frase de Joseph Campbell que dice: “Debemos estar dispuestos a renunciar a la vida que teníamos pensada, para poder vivir la que nos depara el destino”. Renuncia a la que el evangelio, ciertamente, nos invita. Pero Dios no nos llama a un renunciamiento sin beneficio, sino, como lo diría Jim Elliot; a renunciar a lo que no podemos retener para ganar lo que no podemos perder. Debemos, pues, renunciar a nuestro proyecto de vida inferior para asumir el proyecto de vida superior que Dios diseñó para cada uno de nosotros y que se caracteriza por ser bueno, agradable, pero por sobre todo, perfecto y por lo mismo, mucho más digno, noble y honroso que el nuestro. Visto así cualquier sacrificio que se tenga que hacer en desarrollo de este proyecto bien vale la pena considerando su desenvolvimiento y desenlace final. Así, es sabio de parte del no creyente renunciar a su proyecto de vida autónomo, así como lo es en el caso del creyente no tratar de imponerle a Dios su propio proyecto de vida, de forma sutil y piadosa en apariencia; sino renunciar más bien a cualquiera de ellos para asumir y trabajar en la realización del proyecto de vida que Dios diseñó para cada uno de nosotros, pues cuenta con todas las garantías que nos permiten declarar: “El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor,Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!” (Salmo 138:8)
Cumpliendo nuestro propósito
1 junio, 2021
2 Lectura mínima
“A diferencia nuestra, Dios no deja nada a medio camino garantizándonos así que Él acabará con éxito lo que comenzó en nosotros”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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