“Dios todo lo puede” suele ser una manera en que definimos el atributo divino de la omnipotencia en el que se fundamenta la revelación que Dios hace de Sí mismo a los hombres como el Todopoderoso. Pero en realidad, a la luz de la Biblia, Dios no lo puede todo. Más bien, todo lo que Dios quiere, lo puede. El poder de Dios está subordinado a su voluntad, en lo que se conoce en teología como la soberanía de Dios. Así, pues, Dios sólo puede lo que quiere. Y es un hecho, en primer lugar, que Él no lo quiere todo. Y en segundo lugar, que lo que quiere no obedece a caprichos arbitrarios de Su parte, sino que todo lo que quiere está siempre en armonía con su carácter santo, justo y veraz y la sabiduría que despliega en el cumplimiento de sus propósitos en el universo y con la humanidad entera con miras al futuro establecimiento de Su reino en la Tierra. Así, pues, Dios no puede pecar, cometer injusticias o mentir, no porque materialmente no pueda hacerlo, sino porque nunca querrá hacerlo, pues no va con su carácter. A diferencia de los seres humanos en general e incluso de los creyentes en particular, todo lo que Dios hace es absolutamente consecuente y consistente con Quien Él es, sin que exista nunca conflicto en Él entre lo que desea hacer y lo que debe hacer, pues lo que Él desea hacer siempre coincide con lo que debe hacer. Es, entonces, teniendo en cuenta todas las anteriores consideraciones que debemos entender la declaración del salmista en el sentido que: “El Señor hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos sus abismos” (Salmo 135:6)
Omnipotencia y soberanía
31 mayo, 2021
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“El hecho de que Dios no pueda no significa impotencia de su parte, sino simplemente que no quiere, porque no va con su carácter”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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