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Segmentos

Conciliando ambos mundos

“Somos ciudadanos del cielo, pero mientras permanezcamos en la tierra debemos ser buenos embajadores de nuestra patria celestial”

En relación con nuestra condición de embajadores del reino de Dios en este mundo que ostentan, por lo mismo, una doble ciudadanía: la terrenal y la celestial ─siendo la última la más determinante y definitiva─ y los privilegios, dignidades y responsabilidades que esto coloca sobre nuestros hombros; uno de los más importantes es encontrar la mejor manera de conciliar ambos mundos, sin condenar a ultranza y desde posiciones de superioridad moral todas las cosas de este mundo, sino retener todo lo bueno que aún podemos hallar en él y que sigue cumpliendo con solvencia o, siquiera, medianamente, la función original que debería cumplir tal cómo Dios lo estableció en la creación, y redimir o rescatar aquellas cosas que se han malogrado o pervertido al seguir mayormente las inclinaciones de nuestra naturaleza pecaminosa, labor que se encuentra implícita en las palabras del apóstol: “Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.»…” (2 Corintios 5:18-21). Responsabilidad que exige de nosotros humildad, madurez y sabiduría para ser personas gratas para ambos mundos y no terminar desentonando gratuitamente en éste, llegando a ser de manera innecesaria personas no gratas en él.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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