La Biblia dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra, a tal punto que la sentencia por el pecado concluye diciendo: “… porque polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). En consecuencia Dios es, en este orden de ideas, el gran Alfarero de la humanidad. Alfarero que, en su misericordia, se ha tomado el trabajo de restaurar y modelar de nuevo en este género humano deformado por el pecado, Su imagen original que plasmó en nosotros cuando nos creó del polvo de la tierra. Todos los días estamos, pues, en el torno del Alfarero, Quien está más que dispuesto a hacer Su parte moldeándonos para bien. Pero si nosotros no nos sometemos a Él de manera voluntaria, humilde, obediente y confiada, sino que más bien nos resistimos a Su acción sobre nosotros, ésta labor será más difícil y dolorosa de tal modo que, en caso de resistencia extrema, la alternativa no es otra que el endurecimiento. Y como bien lo sabemos, cuando un cántaro se endurece ya no se puede moldear en el torno, sino únicamente quebrar contra el piso, como lo ilustró el profeta: “Así dice el Señor: «Ve a un alfarero, y cómprale un cántaro de barro. Pide luego que te acompañen algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes… »Rompe después el cántaro en mil pedazos, a la vista de los hombres que te acompañaron, y adviérteles que así dice el Señor Todopoderoso: “Voy a hacer pedazos esta nación y esta ciudad, como quien hace pedazos un cántaro de alfarero, que ya no se puede reparar; y a falta de otro lugar, enterrarán a sus muertos en Tofet” (Jeremías 19:1, 10-11)
Cántaros quebrados
7 octubre, 2021
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“Dios quiere moldearnos con suavidad, pero cuando nos endurecemos no tiene más opción que quebrarnos de manera dolorosa”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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