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Apoyados en nuestra fuerza

“La Biblia no dice nunca ‘ayúdate que yo te ayudaré’ sino ‘reconoce tu impotencia y ríndete a Mi por completo y así Yo lo haré’”

“Ayúdate que yo te ayudaré” es un lema popular y engañoso que muchos piensan que se halla en la Biblia. Pero nada hay más equivocado. No sólo porque esta frase no se halla en la Biblia, sino también porque la idea que transmite es contraria a ella, pues presume equivocadamente, no sólo que podemos ayudarnos a nosotros mismos, sino también que una vez que lo hacemos, Dios entonces refuerza nuestra intención poniendo también sus recursos a nuestro servicio. Ahora bien, es cierto que la Biblia y la historia documentan multitud de ocasiones en que Dios acude en ayuda de los suyos, pero Dios no ayuda a quien no se rinde primero por completo a Él con humildad, arrepentimiento y fe, reconociendo su impotencia para actuar como se debe con independencia de Él. No se trata, pues, de alinear a Dios con nuestros deseos y propósitos egoístas, sino de rendirnos a Él reconociendo nuestra radical impotencia para, una vez redimidos y facultados por Él, alinearnos con sus propósitos más elevados, ahora sí con toda la ventaja de nuestro lado para llevarlos a feliz término. Bien se dice que el mundo llama a los capacitados pero que Dios capacita verdaderamente a los llamados. Es por eso que el movimiento secular de autoayuda es un espejismo condenado a la desilusión y el fracaso, en la medida en que se emprende sin reconocer nuestra impotencia ante Dios rindiéndonos por completo a Él, para únicamente así poder recibir de su mano las facultades de las que carecemos. Bien lo dijo el profeta: “… ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!” (Jeremías 17:5)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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