En lo que tiene que ver con la mayor o menor disposición del ser humano para adquirir sabiduría observamos, sobre todo en el libro de los Proverbios y por contraste con los sabios, a los simples o inexpertos, por una parte; a los necios por otra y finalmente, a los insolentes o escarnecedores. Este último es el grupo más crítico de todos y denota un grado de endurecimiento tal contra Dios que muchos de ellos pueden haber pasado ya el punto de no retorno y, por lo tanto, sin perjuicio de lo que el poder y la gracia de Dios pueden llegar a lograr en sus elegidos; desde la óptica de la evangelización no hay en realidad mucha esperanza para ellos. Pero los inexpertos y necios son otro asunto, pues los primeros muestran en muchos casos una disposición a escuchar y a aprender con honestidad, sin prejuicios ni prevenciones encubiertas e injustificadas, que son un verdadero estímulo para la evangelización y prospectos muy esperanzadores para el reino de Dios y la sabiduría que lo caracteriza. Y los necios, si bien fueron inexpertos que, con sus malas actitudes y terquedades avanzaron a la condición de necios que los predispone ya hacia el evangelio de forma gratuita; también pueden en los momentos de lucidez propiciados por la aflicción, volverse a Dios sin reservas para cultivar la sabiduría de Su reino, atendiendo a su especial y muy particular invitación: “… «¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento?…”(Proverbios 1:20-23)
Callar y escuchar
12 junio, 2021
2 Lectura mínima
“El sabio y el necio fueron ambos inexpertos. La diferencia es que el primero aprendió a callar y a escuchar y el último no”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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