La reflexión es una actividad crucial para llevar a cabo las acciones correctas en nuestro día a día. La historia está llena de sucesos lamentables que ocurrieron debido a la toma de decisiones apresuradas o poco ilustradas, bien intencionadas muchas de ellas tal vez, pero carentes de un satisfactorio proceso reflexivo previo que le hubiera permitido a su protagonista ver mejor las consecuencias de sus actos, evitando actuar de la manera en que lo hizo en su momento para tener en muchos casos que arrepentirse de ello después en vista de los resultados frustrantes e incluso vergonzosos a los que puede conducirnos un accionar irreflexivo e impulsivo en la vida. No pasemos por alto que en el evangelio el Señor Jesucristo nos exhorta a la reflexión para la acción cuando habla de calcular antes el costo de construir una torre o de ir a la guerra contra un ejército que nos duplica en número. Sobre todo, en lo que tiene que ver con el costo del discipulado, algo en lo que muchos creyentes no reflexionan como es debido sólo para terminar abandonando la fe cuando se ven confrontados de frente y de manera inesperada con este costo. Por todo lo anterior podemos concluir que los procesos reflexivos profundos son algo inherente y necesario para la fe, no sólo en sus aspectos doctrinales o teóricos, sino en especial en lo que tiene que ver con los consecuentes efectos prácticos propios de la toma de decisiones. Debido a ello, la recomendación del profeta Hageo adquiere toda su vigencia: “Así dice el Señor Todopoderoso: «¡Reflexionen sobre su proceder!” (Hageo 1:7).
Calculando el costo de la torre
19 diciembre, 2021
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“La reflexión es un paso necesario antes y después de actuar para no incurrir en acciones que nos dejen frustrados y avergonzados”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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