Paradójicamente, fue un amalecita que había escapado tanto a la purga ordenada por Dios y llevada a cabo por Saúl en su momento contra este pueblo tradicionalmente enemigo de Israel, como también a la derrota que David acababa de infligirles tres días antes, el que llevó a David la noticia de la muerte de Saúl y su hijo Jonatán en el campo de batalla a manos de los filisteos. Fue así como, ignorando el peligro que recaía sobre él debido a su condición de amalecita, este personaje se presentó osadamente ante David en Siclag con una historia acomodada para tratar de hacer méritos ante él y obtener algún tipo de recompensa al atribuirse falsamente la muerte de Saúl cuando, según lo declaró, lo habría encontrado derrotado, agonizante y moribundo en el campo de batalla y habría atendido la solicitud que éste le hiciera de que lo matara. Este amalecita presumió que sería recompensado, dado que Saúl le había puesto precio a la cabeza de David y lo perseguía para matarlo, pero mentir para tratar de obtener crédito por cosas para las cuales no hemos hecho en realidad méritos puede resultar contrario a lo esperado y terminar costándonos mucho, como en el caso del amalecita, cuya recompensa fue ser ejecutado por el rey David: “Entonces David preguntó al joven que había traído la noticia: ꟷ¿De dónde eres? ꟷSoy un extranjero amalecita ꟷrespondió. ꟷ¿Y cómo te atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor? ꟷreclamó David. Y enseguida llamó a uno de sus hombres y ordenó: ꟷ¡Anda, mátalo! Aquel cumplió la orden y lo mató” (2 Samuel 1:13-15)
¿Y cómo te atreviste?
"Tratar de llevarnos el crédito por cosas que no hemos hecho para ganar recompensas inmerecidas puede terminar cobrándonos un muy elevado costo”
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