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Vamos a ver al vidente

“Vidente fue en el pasado una palabra para referirse a un profeta que a pesar de ser correcta entró en desuso por las connotaciones que adquirió”

El término “vidente” utilizado en la antigüedad: “(Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, solía decir: «Vamos a ver al vidente», porque así se llamaba entonces al que ahora se le llama profeta)” (1 Samuel 9:9), no deja de ser significativo ꟷa pesar de caer en desuso por referirse tanto a los profetas bíblicos como a los paganosꟷ, pues evoca el sentido de la vista, de modo que el vidente sería el que tiene la “visión” de Dios, con todo lo que el mismo concepto de “visión” significa para el pueblo de Dios, como equivalente a “profecía”, según se observa en Proverbios 29:18: “Sin profecía el pueblo se desenfrena…”, en donde las traducciones alternan entre “visión” o “profecía”. En Habacuc hallamos este mismo significado en el conocido pasaje que dice: “Y el Señor me respondió: «Escribe la visión y grábala claramente en las tablillas, para que se lea de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá” (Habacuc 2:2-3). La Biblia de Estudio Mensaje Profético y Escatológico lo puntualiza así: “un vidente… ve cosas que no se encuentran en el dominio de la vista natural, [u]… oye cosas que los oídos humanos normalmente no reciben… aunque no es necesario que lo haya visto en forma de visión real. También puede «ver» palabras con sus ojos internos… Tampoco… es necesario que haya habido una voz [audible]… Lo principal es que debe haber sido capaz de distinguir claramente el contenido… que viene de Dios, de la que concibe su conciencia personal”

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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