El esclavo fugitivo de Filemón que el apóstol Pablo le envía de vuelta con la epístola que conocemos con su nombre, se llamaba, a su vez “Onésimo” que significa “útil”. Este significado es evocado por el apóstol cuando lo envía de vuelta a su amo Filemón, indicándole el contraste que va a encontrar en él, desde su condición anterior de fugitivo rebelde y no creyente que, muy seguramente, con su mala actitud prestaba poca o ninguna ayuda ni utilidad práctica a su amo Filemón, hasta su condición actual posterior a su conversión a Cristo que había transformado su actitud anterior en una disposición solícita, deseosa de ayudar y brindar un provechoso servicio a quienes lo rodeaban, a semejanza de Cristo, de manera que: “En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí” (Filemón 1:11). Pablo había comprobado por experiencia propia este cambio de actitud en Onésimo en virtud de la conversión y la valiosa utilidad que ahora le prestaba en la cárcel, al punto que, de no sentirse obligado a devolverlo a su amo en cumplimiento de la ley, hubiera preferido conservarlo con él, como lo manifiesta también en esta carta: “Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón. Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio” (Filemón 1:12-13). Este cambio de actitud debe acompañar y caracterizar a todos quienes experimentan la conversión a Cristo para comprobar así que el carácter de Cristo comienza a manifestarse en ellos haciendo de los creyentes personas útiles para muchos propósitos con sus semejantes.
Deja tu comentario