Dos de los más valiosos consejeros reales que David tenía eran Husay y Ajitofel. En la rebelión de su hijo Absalón contra él, Ajitofel se unió a la conspiración traicionando a David: “En eso informaron a David que Ajitofel se había unido a la conspiración de Absalón. Entonces David oró: «Señor, te ruego que fracasen los planes de Ajitofel»” (2 Samuel 15:31). Ante este desalentador panorama, además de orar de esta manera, David pidió a Husay que no huyera con él, sino que permaneciera en Jerusalén a la espera de Absalón y simulara unirse también a la conspiración para poder infiltrarlo en el bando rival y nivelar de este modo un poco las cargas. Así, cuando llegó el momento en que Absalón requirió el consejo y dirección de estos dos consejeros, Husay dio de manera premeditada un consejo diferente y contrario al consejo de Ajitofel, que era, por cierto, el más sabio de los dos y le hubiera dado a Absalón muchas más probabilidades de vencer a su padre David y quedarse con el reino. Pero aquí fue cuando la intervención de Dios en respuesta a la oración de David tuvo efecto, pues de manera altamente improbable, ya que: “En aquella época, recibir el consejo de Ajitofel era como oír la palabra misma de Dios, y esto era así tanto para David como para Salomón” (2 Samuel 16:23), Absalón prefirió darle crédito al consejo de Husay, que era en realidad contrario a sus pretensiones y que a la postre determinó su derrota a manos de su padre, siendo una muestra más de que Dios oye nuestras oraciones y frustra las maquinaciones del enemigo de nuestras almas contra nosotros
Tras bambalinas
"Dios concede su favor a los Suyos obrando tras bambalinas para que los planes y maquinaciones de sus enemigos contra ellos se frustren y fracasen”
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