El evangelio es un mensaje de segundas oportunidades. Antes que nada, nos ofrece la oportunidad de oro de reconciliarnos con Dios mediante la fe en la persona de Cristo, Dios encarnado como hombre para nuestra salvación, asegurando de este modo nuestro destino eterno en completa y creciente dicha a su lado. Pero también significa una nueva oportunidad de enderezar nuestras vidas en este tiempo y encauzarlas en la dirección correcta y, dado que esta es una opción que debemos sostener, mantener y reiterar todos los días de nuestra vida en este mundo, el evangelio se desdobla entonces en nuevas y segundas oportunidades todos los días. Sin embargo, esto no significa que las oportunidades malogradas y las malas decisiones tomadas dejen de pesar y de restringir y limitar nuestras opciones en la vida, por lo que no debemos abusar de la gracia de Dios ni presumir que tendremos siempre nuevas oportunidades de forma indefinida y tampoco que las mismas que dejamos pasar o que estropeamos se vuelvan a presentar, pues el simple paso del tiempo restringe las opciones que tenemos, por lo que al final puede que la única opción que tengamos implique un costo muy elevado, como le sucedió a Sansón con la última oportunidad por la que rogó para cumplir su vocación de libertador de Israel: “Entonces Sansón oró al Señor: «Oh mi Señor y Dios, acuérdate de mí. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas solo una vez más; déjame de una vez por todas vengarme de los filisteos por haberme sacado los ojos»” (Jueces 16:28), cuyo aprovechamiento le costó la vida
Sólo una vez más
“Dios brinda siempre segundas oportunidades, pero esto no significa que no tengamos que cargar con el costo de las primeras oportunidades malogradas”
Hijo: Este segmento tiene una aplicación casi que al pie de la letra para mi. Pero en ésta segunda oportunidad que Dios me ha dado, me despojo de cosas de las cuales por su gracia y a pesar de mi errónea conducta, me permitió disfrutar aun estando lejos de El. En esta segunda oportunidad aunque después de pasar un periodo disciplinario duro antes de darme la vida que ahora disfruto, aunque con la carencia de bendiciones que antes de mi conversión disfrute. Su misericordia es inconmensurable.
En mayor o menor medida tiene aplicación a todos los cristianos papá.