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Si mi pueblo se humilla y ora

“La centralidad de la oración en la Biblia viene acompañada de precisiones puntuales tanto para el que ora como en cuanto al Dios a Quien se ora”

Uno de los pasajes más clásicos y estimulantes del Antiguo Testamento en relación con la oración es el que dice: “si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Crónicas 7:14). Y es que en esta breve pero muy significativa porción se hacen muchas precisiones reveladoras acerca de la oración. En primer lugar, el hecho de que es el pueblo de Dios, y no otro, el llamado a emprender este ejercicio con especialidad. En segundo lugar, la exhortación a que, al acudir a la oración, se haga con una actitud humilde. En tercer lugar, la disposición resuelta a buscar a Dios sin desmayar. En cuarto lugar, manifestar la voluntad de abandonar el pecado y la mala conducta previa en arrepentimiento y confesión. A su vez, como resultado, de cumplir estas cuatro condiciones, Dios se compromete a Sí mismo de tres formas diferentes. En primer lugar, nos garantiza que nos escuchará desde el cielo. En segundo lugar que, ciertamente, perdonará nuestros pecados. Y por último, la promesa de responder nuestra oración restaurando nuestra tierra. Esta secuencia así desglosada constituye, pues, un modelo a seguir para que nuestras oraciones sean eficaces. Un modelo que la iglesia debe tener en cuenta y que alimenta la esperanza de que nuestras oraciones sí pueden hacer una diferencia siempre y cuando cumplamos las condiciones establecidas aquí para ella y sus correspondientes promesas que mantienen, por tanto, su vigencia para todos los tiempos  

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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