Las iglesias de hoy de corte legalista generan polémicas infantiles e innecesarias alrededor de la vestimenta al condenar a las mujeres que visten pantalones, como si esta fuera una prenda masculina y usarla por parte de ellas contraviniera lo establecido en la ley al respecto: “»La mujer no se pondrá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer, porque el Señor tu Dios detesta a cualquiera que hace tal cosa” (Deuteronomio 22:5). Los usos culturales varían a través de los tiempos, y así como hoy existen pantalones diferentes para hombre y para mujer, también existen faldas para ambos, y no solo para las mujeres, como sucede entre los escoceses con sus tradicionales y típicos kilts de uso masculino. De igual modo, en la antigüedad, todos, hombres y mujeres, vestían túnicas, pues el pantalón es una prenda moderna y existían, por tanto, túnicas de uso femenino y de uso masculino. A causa de lo anterior, estas rigideces no dejan de ser ignorantes y ridículas y desvían el asunto del meollo al que apuntaba la ley, que era evitar las confusiones y ambigüedades en relación con los sexos y sus respectivas y obvias diferencias biológicas y psicológicas y sus consecuentes y tradicionales roles de género en la sociedad y la cultura de todas las épocas, en la vilipendiada y criticada sociedad patriarcal por parte del pensamiento presuntamente progresista del feminismo radical y la ideología de género, que confunde y tergiversa estos roles de manera peligrosa y culpable, en complicidad con la comunidad LGBTI
Sexo, vestuario y género
“La instrucción que prohíbe a la mujer vestir ropa de hombre y al hombre ropa de mujer no es un asunto trivial y sin vigencia en la actualidad”
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