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Seres sociales por naturaleza

"Tal vez sea cierto que es mejor solo que mal acompañado, pero también es cierto que siempre es mejor acompañado que solo”

Es indiscutible que, como lo dice la sabiduría popular: “es mejor solo que mal acompañado”, si con esto queremos indicar el carácter indeseable de las malas compañías que corrompen, restan y destruyen en vez de sumar, aportar y construir de manera mancomunada. Pero al mismo tiempo debemos reconocer que no fuimos creados para vivir de manera solitaria en un sentido absoluto. Si existe algo que Dios no consideró bueno dentro de Su buena creación fue esto: “Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»” (Génesis 2:18). Somos seres sociales por naturaleza, creados para vivir en comunidad, apoyándonos los unos a los otros, desde el matrimonio y la familia hasta la más grande colectividad que llamamos “sociedad” o “comunidad global”. Y no es para menos, pues Dios es el Ser social por excelencia en quien conviven desde la eternidad en estrecha e íntima unidad tres personas diferentes: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en sociedad y comunión perfecta en el vínculo del amor que es la esencia más propia de Dios. Por eso, los seres humanos, en quienes Dios plasmó su imagen y semejanza, también fuimos diseñados para disfrutar de la comunión del amor y para ello necesitamos al otro, ya sea del género opuesto en el marco del romance en el matrimonio, o a los otros en el contexto de los afectos, la amistad, la fraternidad, la solidaridad o la caridad del amor abnegado y desinteresado que busca el bien de los demás, algo que definitivamente no podremos lograr en solitario, sino siempre acompañados y viviendo en comunidad.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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