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Se purifica a sí mismo

“Quienes realmente han sido salvos nunca hacen de la seguridad de la salvación un pretexto para poder seguir pecando impunemente”

Una de las salvaguardas que la controvertida doctrina de la “seguridad de la salvación” puede exhibir a su favor es que quienes son verdaderamente salvos, nunca utilizarán esta seguridad como cínico pretexto para tolerar, excusar o disculpar el pecado en sus propias vidas, como ciertamente lo han hecho grupos sectarios y heréticos que suscriben la herejía antinomianista por la que declaran que la ley ya no tiene ninguna vigencia en la vida cristiana y que, por el contrario, nuestros pecados supuestamente contribuirían a que la gracia de Dios sobreabunde, sacando de contexto la afirmación paulina que afirma que: “allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). El apóstol Juan denuncia y condena también, de manera incidental estas posturas y planteamientos al aclarar que: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:3), es decir que a pesar de las ondulaciones y vacilaciones de la vida cristiana y del accidentado transitar por esta vida y las diferentes circunstancias más o menos favorables con las que el cristiano debe lidiar y los tropiezos y caídas que pueda experimentar a lo largo de su vida, ni en sus peores momentos utilizará la doctrina de la seguridad de la salvación como un argumento para bajarle el tono a sus pecados y trivializarlos o incluso justificarlos de algún modo, removiendo con descarada impunidad el peso de la culpa en su conciencia y la incomodidad que un cristiano experimenta ante su propio pecado, que lo lleva a confesarlo y desear dejarlo atrás y purificarse de él cuanto antes

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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