La versión de Crónicas del censo de David dice: “Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo” (1 Crónicas 21:1), pero la de Samuel afirma: “Una vez más, la ira del Señor se encendió contra Israel, así que el Señor incitó a David contra el pueblo al decirle: «Haz un censo de Israel y de Judá»” (2 Samuel 24:1). ¿Quién, entonces, incitó el censo de David? ¿Dios o Satanás? La respuesta es: ambos, pues los judíos atribuían todo lo que sucede a Dios en último término, como la Primera causa de todo lo que acontece, ya sea por acción directa o indirecta, mediada a través de lo que en teología se designa como las causas segundas: es decir, la naturaleza, o los agentes libres, sean estos demonios o seres humanos indistintamente. La Biblia de Estudio Plenitud lo confirma al explicar que: “Dios no incitó directamente a David a hacer algo por lo cual después lo juzgaría… en lugar de ello permitió a Satanás suscitar en David las intenciones que probablemente ya éste acariciaba en su corazón”. En cuanto al carácter cuestionable del censo, todo indica que éste se encontraba fundamentalmente en las motivaciones de David para hacerlo, que estaría buscando hacer alarde de su poderío militar y alimentar su ego nacionalista al margen de Dios, algo que posteriormente en los salmos David nos muestra que reconoció y reconsideró, aprendiendo entonces las lecciones de este episodio: “No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza no puede salvar” (Salmo 33:16-17)
Satanás lo indujo y Dios lo incitó
"En el censo de David se conjugan y convergen de manera intrincada la soberanía de Dios con el albedrío de ángeles y de seres humanos por igual”
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