Los problemas inherentes a la poligamia fueron exacerbados en el caso del rey David por su incapacidad o resuelta falta de voluntad para intervenir y poner orden en los conflictos surgidos entre sus hijos, comenzando por no castigar como debería la violación que su hijo mayor Amnón llevó a cabo con su medio hermana Tamar, provocando que Absalón, hijo también de David y hermano de Tamar por parte de madre, terminara matando a Amnón para vengar la afrenta cometida por su medio hermano sobre su hermana. Circunstancia que contribuyó también a desencadenar la rebelión posterior de Absalón contra su padre para arrebatarle el reino que condujo a una guerra civil entre ellos en la que Absalón cayó muerto bajo la espada del general Joab para mayor dolor de su padre. Y finalmente, ya en la vejez de David, el epílogo de todo esto fue también las disputas entre sus hijos Salomón y Adonías por la sucesión del reino: “Por eso Natán preguntó a Betsabé, la madre de Salomón: «¿Ya sabes que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey a espaldas de nuestro señor David? Pues, si quieres salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, déjame darte un consejo: Ve a presentarte ante el rey David y dile: ‘¿Acaso no le había jurado mi señor el rey a esta servidora suya que mi hijo Salomón reinaría después de usted y se sentaría en su trono? ¿Cómo es que ahora el rey es Adonías?’” (1 Reyes 1:11-13), consejo que inclinó finalmente la balanza hacia Salomón quien, ante las intrigas de su hermano para arrebatarle el trono, terminó también ejecutándolo bajo el cargo de traición
Rey a espaldas de David
"Los conflictos en la sucesión del trono de David fueron el epílogo para sus faltas y su descuido en la formación y disciplina de sus muchos hijos”
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