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Refrendando nuestros votos

“Quienes un día eligieron a Dios por la fe, deben reelegirlo a diario por encima de los candidatos de Satanás, el mundo y la carne”

Los creyentes estamos a diario expuestos a una especie de ejercicio electoral en el que los candidatos se encuentran en permanente campaña. Por un lado la coalición establecida por el mundo, la carne y Satanás y por el otro, la conformada por el Dios trino y uno y su candidato único, Jesucristo. Y más allá del hecho irrevocable de que ya hayamos experimentado el perdón y la redención al haber rendido en el pasado nuestra vida a Cristo en arrepentimiento y fe en el acto de la conversión, llevado a cabo una vez y para siempre; lo cierto es que todos los días y para todos los asuntos y efectos prácticos de la vida cotidiana se nos pide votar nuevamente, dependiendo de a quien vamos a entregar consciente y voluntariamente el gobierno de nuestra vida en la nueva jornada emprendida cada mañana. Debemos decidir, entonces, si vamos a gratificar a nuestra carne prestando atención a la voz de los demonios con sus veladas insinuaciones e indicaciones en complicidad con los atractivos del mundo, o vamos a reiterar nuestra lealtad a Dios en la persona de Cristo prestando oído y obediencia a la voz de su Espíritu a través de la Biblia, la Palabra de Dios. Así, si bien es cierto que en la vida de los creyentes las elecciones ya se definieron a favor de Dios en lo que a nosotros concierne, este resultado está sometido todos los días a una especie de plebiscito refrendatorio o revocatorio en el que debemos confirmar y ratificar la decisión inicialmente tomada, de modo que depositemos el siguiente voto en la urna: “… Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor” (Josué 24:15)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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