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Segmentos

Dios no tiene nietos

“La fe no es algo que se herede de los padres, sino algo que se debe experimentar de forma personal por cada nueva generación”

Que Dios no tiene nietos, sino únicamente hijos, −como lo afirma la Biblia− es la conclusión obvia a la que la experiencia también conduce, como se puede observar en todo lugar en donde el evangelio ha hecho un gran y favorable impacto social en su momento, en lo que se conoce en el argot cristiano como un “avivamiento”, sólo para ver como esta influencia languidece y prácticamente desaparece en el curso de una o dos generaciones debido a que la generación que experimentó el avivamiento no asumió su responsabilidad de transmitir el evangelio a la siguiente generación como debía, presumiendo que, por el hecho de ser sus hijos, heredarían automáticamente su misma fe sin ningún esfuerzo consciente y laborioso de su parte dirigido a que ellos también dispongan de todos los elementos de juicio para decidirse de una manera favorable y debidamente ilustrada, consciente y convencida a favor de Cristo en su momento, advertidos ya al respecto por las Escrituras: “El pueblo sirvió al Señor mientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron… Josué hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años…También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel. Esos israelitas hicieron lo que ofende al Señor y adoraron a los ídolos de Baal. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses… y los adoraron, provocando así la ira del Señor. Abandonaron al Señor, y adoraron a Baal y a las imágenes de Astarté” (Jueces 2:7-13)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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