Que Dios no tiene nietos, sino únicamente hijos, −como lo afirma la Biblia− es la conclusión obvia a la que la experiencia también conduce, como se puede observar en todo lugar en donde el evangelio ha hecho un gran y favorable impacto social en su momento, en lo que se conoce en el argot cristiano como un “avivamiento”, sólo para ver como esta influencia languidece y prácticamente desaparece en el curso de una o dos generaciones debido a que la generación que experimentó el avivamiento no asumió su responsabilidad de transmitir el evangelio a la siguiente generación como debía, presumiendo que, por el hecho de ser sus hijos, heredarían automáticamente su misma fe sin ningún esfuerzo consciente y laborioso de su parte dirigido a que ellos también dispongan de todos los elementos de juicio para decidirse de una manera favorable y debidamente ilustrada, consciente y convencida a favor de Cristo en su momento, advertidos ya al respecto por las Escrituras: “El pueblo sirvió al Señor mientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron… Josué hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años…También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel. Esos israelitas hicieron lo que ofende al Señor y adoraron a los ídolos de Baal. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses… y los adoraron, provocando así la ira del Señor. Abandonaron al Señor, y adoraron a Baal y a las imágenes de Astarté” (Jueces 2:7-13)
Dios no tiene nietos
10 enero, 2021
2 Lectura mínima
“La fe no es algo que se herede de los padres, sino algo que se debe experimentar de forma personal por cada nueva generación”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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