Recibieron como herencia sus territorios

Desde el punto de vista generacional, las doce tribus de Israel que dieron origen a la nación hebrea proceden de los doce hijos varones de Jacob, cuyo nombre fue cambiado por Israel. Sin embargo, la preeminencia alcanzada entre los doce por José, el penúltimo de los hijos de Jacob, quien, junto con Benjamín, su  hermano menor, fueron los dos únicos hijos biológicos de este patriarca con su esposa Raquel que era a la que más amaba; llegó a ser tal ꟷconforme a los sueños que el propio José tuvo que exacerbaron las animosidades de sus hermanos contra él por su condición de hijo favoritoꟷ que los propios hijos de José: Efraín y Manasés, nietos por tanto de Jacob, llegaron a ser considerados a la par con el resto de sus hermanos y a encabezar sus propias tribus que tuvieron su asignación territorial en la tierra prometida, como se nos informa: “Así fue como las tribus de Manasés y Efraín, descendientes de José, recibieron como herencia sus territorios” (Josué 16:4). Sin perjuicio del hecho de que la tribu de Efraín, siendo menor que Manasés, llegó a destacarse más que la de su hermano mayor en virtud de la bendición impartida sobre ellos por su abuelo Jacob en su momento, quien cruzó intencionalmente las manos al bendecirlos para que la bendición del primogénito correspondiera a Efraín y no a Manasés, como José lo esperaba; el punto es que ambas tribus se destacaron en la historia posterior de Israel, para bien y algunas veces para mal, sobrepujando en territorio y en importancia a todas las demás tribus, con la excepción de Judá