El éxito según el mundo es una trampa en la que es muy fácil caer si no se ha alcanzado un satisfactorio nivel de madurez en la fe. La madurez que se obtiene únicamente incorporando a nuestras vidas las lecciones que los desiertos o tiempos de escasez y dependencia confiada de Dios pueden aportarnos. Porque el éxito según el mundo está casi por completo determinado por la abundancia, las comodidades, los lujos y la fama pasajera. Una condición que puede fácilmente hacernos olvidar de Dios y llevarnos muy lejos de Él. La parábola del sembrador lo ilustra con la semilla que cayó entre espinos, que representa a aquellos en quienes: “… las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas…” (Mateo 13:22) ahogan la voz de Dios volviéndolos sordos e insensibles a ella. Una prosperidad aparente y derrochadora similar a la alcanzada por el hijo pródigo de la famosa parábola del evangelio que duró muy poco y lo dejó luego rápidamente sumido en el fondo de la más vergonzosa adversidad, abandonado de todos los que lo acompañaban en la abundancia y el éxito aparente. Algo sobre lo cual Dios ya nos advirtió cuando se dirigió a su pueblo Israel con estas sentenciosas y muy gráficamente descriptivas palabras de lo que puede sucedernos cuando las candilejas del éxito mundano nos engañan: “»Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca, su Salvador… ¡Desertaste de la Roca que te engendró! ¡Olvidaste al Dios que te dio vida!” (Deuteronomio 32:15, 18)
Prosperidades engañosas, adversidades seguras
1 enero, 2021
2 Lectura mínima
“Dios no nos abandona en medio de la adversidad, sino que la adversidad nos sobreviene porque nosotros lo abandonamos a Él”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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