La relación de Dios con los suyos es una relación de pacto o alianza en la que Dios se compromete con su pueblo mediante múltiples promesas de protección y bendición en la medida en que éste se mantenga fiel a Él. Esta fidelidad la demostramos también mediante la obediencia y el consecuente cumplimiento de nuestros votos o promesas asumidos para con Dios y que se hallan explícitamente formuladas en Sus promesas, puesto que en ellas encontramos de forma invariable una bendición que Dios nos anuncia siempre y cuando nosotros cumplamos con una condición también establecida en el texto de la promesa en cuestión. Así, pues, sin el cumplimiento de la condición no podemos aspirar a recibir la bendición anunciada, algo que los creyentes deberían tener más presente a la hora de subrayar y destacar con ligereza promesas divinas en la Biblia, “reclamando” luego su cumplimiento sin haber cumplido la condición establecida en ella. Por eso, cuando no vemos el cumplimiento en nuestras vidas de una promesa dada por Dios a los creyentes, debemos proceder a examinar y revisar si nosotros hemos cumplido con nuestras propias promesas a Él, tácitamente asumidas en el momento en que nos apropiamos de forma personal de alguna de las promesas contenidas en las Escrituras que se aplican a la iglesia en general y a cada uno de sus miembros en particular, imitando así al salmista cuando, inspirado por Dios, declaró con convicción: “Tú inspiras mi alabanza en la gran asamblea; ante los que te temen cumpliré mis promesas”(Salmo 22:25)
Promesas, condiciones y bendiciones
5 abril, 2021
2 Lectura mínima
“Toda promesa divina anuncia una bendición, pero exige una condición que debemos cumplir primero para alcanzar la bendición”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario