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Por la boca muere el pez

“Aquello de lo que nos jactamos con soberbia triunfalista puede llegar a ser poco después una causa de vergüenza en la derrota”

Alardear de manera altiva, soberbia y desafiante de nuestras fortalezas es una mala señal que presagia las más aparatosas y vergonzosas caídas y derrotas por parte de quienes así proceden. Los jebuseos, habitantes paganos de la antigua ciudad de Jebús, posteriormente conocida como Jerusalén, se sentían tan seguros dentro de sus murallas contra el asedio de sus enemigos que se jactaron delante del rey David, que había sitiado la ciudad para tomarla y convertirla formalmente en la capital de Israel, con estas desafiantes e insultantes palabras: “El rey y sus soldados marcharon sobre Jerusalén para atacar a los jebuseos, que vivían allí. Los jebuseos, pensando que David no podría entrar en la ciudad, le dijeron a David: «Aquí no entrarás; para ponerte en retirada, nos bastan los ciegos y los cojos.» Pero David logró capturar la fortaleza de Sión, que ahora se llama la Ciudad de David. Aquel día David dijo: «Todo el que vaya a matar a los jebuseos, que suba por el acueducto, para alcanzar a los cojos y a los ciegos. ¡Los aborrezco!» De ahí viene el dicho: «Los ciegos y los cojos no entrarán en el palacio.»” (2 Samuel 5:6-8), sin que esto signifique que el rey David se haya ensañado de manera particular y literal en los cojos y los ciegos de la ciudad, sino simplemente como forma de hacer referencia sarcástica al dicho jebuseo sobre lo fácil que les resultaría defender la ciudad, incluso a los discapacitados, avergonzándolos así de su excesiva confianza en sus recursos y sirviendo de disuasivo a todos los que se sientan tentados a imitarlos en un arranque similar de pecaminosa y jactanciosa soberbia.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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