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Para que permanezca lo inconmovible

“Si todo se derrumba en nuestra vida puede ser que Dios está removiendo las cosas movibles para establecer las inconmovibles”

En la actualidad y a lo largo de toda la era presente, por cuenta de la vigencia de la ley física de la entropía ꟷla segunda ley de la termodinámicaꟷ que establece que al final y de un modo u otro, todo en el universo tiende al desorden, al desgaste, y al creciente e inevitable deterioro; todas las cosas de este mundo que nos sirven y nos han servido de apoyo y sustento a lo largo de la historia humana han demostrado ser en último término frágiles, volubles, cambiantes y perecederas, o en una palabra, movibles, es decir que pueden ser movidas y son, en consecuencia, variables e inconstantes, susceptibles, entonces, de ser derribadas, como un castillo de naipes, por oposición a lo inconmovible. La Biblia anuncia una era venidera en que las cosas movibles serán sustituidas por las inconmovibles, es decir por realidades firmes y perennes  que no se pueden alterar, cambiar, detener o destruir, sino que permanecen para siempre. Es a ese contraste entre la era presente y la venidera al que hace referencia el autor sagrado con estas palabras, referidas respectivamente a lo hecho por Dios en el Sinaí y a lo que está por hacer todavía: “En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: «Una vez más haré que se estremezca no sólo la tierra sino también el cielo.» La frase «una vez más» indica la transformación de las cosas movibles, es decir, las creadas, para que permanezca lo inconmovible” (Hebreos 12:26-27). Por eso, cuando nuestros engañosos apoyos en este mundo se derrumben, puede ser que, en cierto sentido, Dios esté cambiando lo movible por lo inconmovible en nuestras vidas

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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