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Segmentos

No lograron expulsar a los jebuseos

“Mientras el Señor no vuelva, la mala hierba coexistirá con el grano en la iglesia y en el interior de todos los redimidos tratando de ganar terreno”

Ya hemos señalado que los jebuseos lograron mantener un enclave pagano en medio de Israel durante poco más o menos dos siglos, a lo largo de todo el periodo caótico de los jueces y los primeros años de la monarquía, en la ciudad de Jebús, antigua Urusalim y posteriormente conocida hasta hoy como Jerusalén: “En cambio, los de la tribu de Benjamín no lograron expulsar a los jebuseos, que vivían en Jerusalén. Por eso hasta el día de hoy los jebuseos viven con los benjamitas en Jerusalén” (Jueces 1:21). Los jebuseos mantuvieron, pues, una fortaleza en medio del territorio benjaminita y esta circunstancia constituye una ilustración gráfica, tanto de la presencia en la iglesia de la mala hierba creciendo lado a lado con el trigo de la que el Señor Jesús nos advirtió y que tendría que esperar a que Él mismo la pusiera en evidencia y la desarraigara en su momento para no echar a perder el grano, como de la presencia en el creyente de la carne o naturaleza pecaminosa acechando y esperando que le demos la oportunidad de actuar, no obstante estar ya redimidos y haber comenzado ya a ser parte de la nueva creación, siendo dotados y revestidos por Dios de una nueva naturaleza a semejanza de la de Cristo. Por eso, los cristianos no podemos bajar la guardia y debemos mantenernos vigilantes todos los días para que la carne, ese infiltrado agazapado inevitablemente en el interior de cada uno de nosotros hasta el regreso del Señor que lo expulsará y destruirá definitivamente, no gane fuerza sobre nuestras voluntades de tal modo que sea la nueva naturaleza la que prevalezca

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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