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No debe andar peleando

“El fanático es temerario y pendenciero, al contrario del cristiano maduro que se caracteriza por su amabilidad y humildad”

Una de las características del fanático es su actitud contenciosa frente a todos aquellos que no forman parte de su grupo ni suscriben sus creencias, buscando cualquier oportunidad para discutir con ellos y tratar de imponerles su punto de vista, apoyado más en su beligerancia y la estridencia de sus argumentos que en su carácter razonable y sensato, ajustado a los hechos conocidos. Así, pues, el creyente debe sortear la tentación de que su celo evangelístico y su entusiasmo en defender el honor de Dios lo lleve a asumir actitudes necias, temerarias y pendencieras hacia los no creyentes, que en vez de atraerlos al evangelio, terminen alejándolos de él. Así, compartir nuestra fe con otros e invitarlos generosamente a suscribirla requiere de nosotros sabiduría, sutileza, amabilidad, humildad, dominio propio y discernimiento para identificar el momento y la mejor manera de hacerlo, pues, como bien lo señala el Eclesiastés, hay un momento oportuno para todo y también una manera adecuada para hacer las cosas, siendo entonces al final la actitud más importante que los mismos argumentos que utilicemos para tratar de convencer a otros de la veracidad y pertinencia del evangelio, puesto que al fin y al cabo: “… un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad, de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad” (2 Timoteo 2:24-26)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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