La generosidad de Dios está documentada de muchas maneras en la Biblia y confirmada en la experiencia de muchas generaciones de creyentes. Por supuesto, en primera instancia Dios suple antes que nada nuestras necesidades. Y lo hace de una manera en que nadie más lo puede hacer, pues Él nos creó con estas necesidades y por eso es Quien mejor sabe cómo suplirlas, como nos lo reveló el Señor Jesucristo al declarar: “Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan” (Mateo 6:31-32). Pero la generosidad de Dios es tal que una vez satisfechas nuestras necesidades, en muchos casos con abundante solvencia, Él también se ocupa de brindarnos como añadidura muchas otras cosas sin las cuales muy bien podríamos vivir sin menoscabo para nuestra calidad de vida, pero que Él sabe bien que deseamos y que son legítimas al punto que, bien disfrutadas y recibidas de Él con humilde gratitud de nuestra parte sin que nos hagan perder el foco, no riñen para nada con su buena voluntad para nuestras vidas y le brindan también a Él la alegría y satisfacción que experimenta un buen padre cuando recompensa a sus hijos obedientes y agradecidos con regalos inesperados que está seguro de que sus hijos apreciarán y disfrutarán, pues los han venido anhelando y deseando durante un tiempo. Al fin y al cabo: “La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida” (Proverbios 13:12)
Necesidades y deseos
19 junio, 2021
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“Dios nos garantiza la satisfacción de nuestras verdaderas necesidades, pero también está dispuesto a concedernos nuestros deseos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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