Dios ordenó en el Antiguo Testamento el exterminio total de los pueblos cananeos sin discriminar a nadie, orden que se designa como “el anatema”.Los modernos detractores del cristianismo apelan a esto para cuestionar el carácter de Dios. Pero independiente de otras consideraciones, hay que decir aquí que los cananeos eran pueblos licenciosos, crueles, corrompidos e idólatras que practicaban, entre otras cosas, sacrificios de niños de brazos a sus dioses, arrojados vivos a hornos ardientes y prostitución ritual masiva de carácter hetero y homosexual asociada a sus prácticas religiosas y otras cosas de este mismo estilo. De hecho, en Génesis 15:13-16 se dice que Dios les había concedido un plazo de gracia de 400 años para ver si corregían, pero que en vez de eso empeoraron y llegaron al colmo de su condición, por lo que Dios decidió ejecutarlos sin más dilación utilizando como verdugo al pueblo de Israel, comisionado por Él para exterminarlos de manera por demás justa. Evidentemente, independiente del grado de culpabilidad, todos los ejecutados o exterminados eran pecadores que merecían la muerte y todos sus miembros tenían el potencial de corromper y desviar a Israel de su fe y sus lealtades a Dios, lo cual explica la reacción de Moisés: “«¿Cómo es que dejaron con vida a las mujeres? ꟷles preguntóꟷ. ¡Si fueron ellas las que, aconsejadas por Balán, hicieron que los israelitas traicionaran al Señor en Baal Peor! Por eso una plaga hirió de muerte al pueblo del Señor. Maten a todos los niños, y también a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales” (Números 31:15-17)
Maten a todos
“El anatema es uno de los aspectos más incomprendidos, vilipendiados y calumniados de la revelación de Dios y de sus actuaciones en la historia”
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