En su insistencia para validar su punto de vista confirmando su afirmación de que la aflicción de Job se debía a sus pecados, aunque no fuera consciente de ellos, Zofar se dirige a Job para decirle: “… Sabrías entonces que buena parte de tu pecado Dios no lo ha tomado en cuenta. »¿Puedes adentrarte en los misterios de Dios o alcanzar la perfección del Todopoderoso? Son más altos que los cielos; ¿qué puedes hacer? Son más profundos que el abismo;¿qué puedes saber? Son más extensos que toda la tierra; ¡son más anchos que todo el mar!” (Job 11:6-9). Y si bien su afirmación relativa a los pecados por los que Job presuntamente estaría siendo castigado por Dios es falsa y no se aplica a su caso particular, lo cierto es que en términos generales muchas de las aflicciones que experimentamos como consecuencia de nuestros pecados son menos severas de lo que podrían y deberían serlo, sobre todo teniendo en cuenta que, desde el principio, la paga del pecado es la muerte. Y adicionalmente, Zofar acierta en que la realidad en que nos hallamos es demasiado compleja e involucra demasiadas variables que se hallan más allá de nuestro conocimiento, control y responsabilidad, formando un intrincado entramado de causas y efectos en muchos casos tan sutiles, numerosos y misteriosamente entrelazados entre sí que ningún ser humano ni ninguna creación humana, como por ejemplo los supercomputadores y la inteligencia artificial, puede abarcarlos y anticiparlos por lo que al final siempre debemos confiar y esperar dócilmente en Dios que es el único que tiene sabio control sobre ellos
Más anchos que todo el mar
"La realidad es tan compleja e involucra tantas y tan sutiles variables que no nos queda más que confiar y descansar en que Dios sabe lo que hace”.






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