La palabra hebrea Elohim funciona en la Biblia como nombre propio de Dios o como título, dependiendo del contexto. Y como título se aplica a aquellos que han sido colocados por Él en posiciones de gran responsabilidad, liderazgo y autoridad. Así sucede, por ejemplo, en relación con los ángeles, o con los seres humanos que reciben poder o asignaciones especiales de parte de Dios debido a la autoridad delegada en ellos. Los jueces de Israel son, por tanto, identificados algunas veces como elohim. Así, pues, en lo relativo a los jueces, líderes o gobernantes humanos, estos deben tener siempre presente la seriedad de su responsabilidad al juzgar y gobernar, pues en Israel el presentarse ante los legítimos jueces en funciones era presentarse ante Dios: “las dos personas involucradas en la disputa se presentarán ante el Señor, en presencia de los sacerdotes y de los jueces que estén en funciones” (Deuteronomio 19:17), y también recordar que en último término “… a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales” (Eclesiastés 5:8), en la cúspide de los cuales está Dios o Elohim ante quien deben comparecer todos los demás elohim, sean éstos ángeles o seres humanos, de tal modo que toda autoridad o poder relativo que los elohim posean, lo tienen por delegación expresa de Elohim, por lo que: “… te presentarás ante los sacerdotes levitas y ante el juez en funciones. Los consultarás, y ellos te darán el veredicto. Actuarás conforme a la sentencia que ellos dicten en el lugar que el Señor elija, y harás todo lo que te digan” (Deuteronomio 17:9-10)
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