Fundamentalismo es una palabra que ha adquirido sentido peyorativo para designar grupos de creyentes o iglesias de corte dogmático y con posturas intransigentes y cerradas al ejercicio de la ciencia y al razonamiento filosófico a los que se ve con malos ojos. Pero en sus orígenes el fundamentalismo estaba bien motivado y defendía sencillamente cinco fundamentos necesarios a las creencias cristianas que no pueden ser negociados sin traicionar el cristianismo en el proceso. Porque la lógica más elemental indica que toda construcción humana, tanto en el campo de las ideas como en el de las consecuentes realizaciones culturales del hombre, debe tener fundamentos firmes y veraces para permanecer y pasar la prueba de la historia y de la experiencia. Justamente, a raíz del hallazgo en la actual ciudad de Tolosa de unos conductos de desagüe construidos por los antiguos romanos que, al ser destruidos con ligereza por las autoridades locales que no les vieron utilidad, desembocaron en la inundación de las cavas del centro de la ciudad; el economista Charles Gave sentenció: “la religión cristiana es para nuestra civilización más o menos el equivalente de los sistemas de drenaje construidos por los romanos en Tolosa; aparentemente, ya nadie quiere reconocer su importancia, pero si se ignora, si se destruye, como se destruyeron las canalizaciones de Tolosa, Europa se anegará y quedará sumergida bajo las aguas”. Todo lo cual nos recuerda la advertencia hecha por el salmista en el sentido que: “Cuando los fundamentos son destruidos, ¿qué le queda al justo?” (Salmo 11:3)
Los fundamentos de la civilización
26 marzo, 2021
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“Lo que aún sostiene a la decadente civilización occidental son, a su pesar, los fundamentos éticos que se hallan en la Biblia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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