En la modernidad muchos de quienes, influenciados por el llamado “principio de la mediocridad” surgido a la sombra del descubrimiento de Copérnico de que no estamos en el centro físico del universo, llegaron a pensar que tanto la vida en general como la vida humana en particular es un mero y fortuito accidente cósmico sin importancia, pues en realidad no somos más que una especie de vida mediocre, ya que si la vida es tan accidental como se presume, debe ser algo común en el universo y deberían, por tanto, existir en él muchas otras formas de vida mejores y más avanzadas en todos los sentidos que la nuestra, dando lugar al popular y casi obsesivo interés actual de muchos en el descubrimiento de otras formas de vida, tanto por parte de la ciencia como por parte de esos movimientos supersticiosos de talante religioso, herméticos, esotéricos y marginales a la ciencia que giran alrededor del popular “fenómeno ovni” y la existencia de extraterrestres y los también llamados y nunca comprobados “encuentros cercanos del tercer tipo” que muchos de estos personajes influenciables y con mentes calenturientas afirman haber tenido. Así, pues, por cuenta de estos planteamientos se llegó al contrasentido de afirmar que deberían existir en este universo muchas otras formas de vida inteligente y superiores a la nuestra, al tiempo que se negaba sistemáticamente la existencia de Dios, la Vida Inteligente por excelencia a la que todo apunta, justificando de nuevo la acusación del salmista: “El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos” (Salmo 10:4)
Formas de vida inteligente
25 marzo, 2021
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“Hay quienes afirman que no estamos solos en el universo pero niegan la presencia de Dios en él para así no rendir cuenta a nadie”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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