Entre los pueblos enemigos de Israel sobresalen los amalecitas, un pueblo nómada dedicado a hacer incursiones armadas y saqueos a los pueblos de su alrededor, que se opusieron gratuitamente a Israel durante el éxodo atacando su retaguardia, siendo derrotados por Israel bajo el mando de Josué, aliándose luego siempre que tenían oportunidad con los enemigos de Israel, como los moabitas y los madianitas, en su contra. Por esta razón Dios ordenó a Israel que los exterminaran del todo, orden que el profeta Samuel impartió al rey Saúl y que él no obedeció totalmente, pues dejó vivo a su rey Agag, a quien Samuel ejecutó para subsanar la falta de Saúl. Con todo, quedaron algunos grupos poderosos diseminados en el sur de Canaán, contra los que David tuvo que luchar durante el periodo en que fue vasallo de los filisteos y que aprovecharon la oportunidad para asaltar Siclag, ciudad asignada por los filisteos a David y sus hombres, con el siguiente resultado: “Al tercer día David y sus hombres llegaron a Siclag, pero se encontraron con que los amalecitas habían invadido la región del Néguev y que, luego de atacar e incendiar a Siclag, habían tomado cautivos a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el más grande hasta el más pequeño. Sin embargo, no habían matado a nadie” (1 Samuel 30:1-2). David emprendió enseguida la persecución bajo la guía divina, los derrotó y recuperó el botín junto con los cautivos sanos y salvos, pero los sobrevivientes de Amalec duraron hasta la época del rey Ezequías, a quienes la tribu de Simeón finalmente aniquiló
Los amalecitas
"Los amalecitas fueron un pueblo tradicionalmente enemigo de Israel que se le opuso muchas veces de una manera sistemática y con inexplicable saña”
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