Lo abrumará la angustia

Se dice que las apariencias engañan, afirmación complementada con la expresión popular que afirma que “la procesión va por dentro” utilizada para indicar que la persona en cuestión se encuentra en una situación difícil, pero disimula o no exterioriza el sufrimiento que está padeciendo, en alusión a las ruidosas procesiones religiosas que representarían la intranquilidad e inquietud interior que la persona estaría padeciendo o en la que se hallaría sumido, por contraste con su apariencia externa de paz, tranquilidad, jovialidad y eventual placidez. Por eso, en el libro de Job, Zofar se refiere a la prosperidad de los malvados y a su abundancia de bienes en gran medida mal habidos, diciendo: “En medio de la abundancia, lo abrumará la angustia; le sobrevendrá toda la fuerza de la desgracia” (Job 20:22). Ciertamente, las fortunas mal habidas y las comodidades y el engañoso bienestar logrado a su sombra es siempre aparente y no es algo envidiable, pues a quienes las acumulan y las disfrutan de este modo, los acechan siempre problemáticas que ensombrecen su pretendido disfrute, de tal modo que lo alcanzado no compensará nunca el elevado costo pagado para alcanzarlo, comenzando por el peso que todo lo hecho de manera cuestionable e injusta para acumular riquezas materiales pueda ir generando en sus conciencias y quitándoles la tranquilidad interior en la medida en que no se endurezcan del todo a ella, unido a las desgracias que suelen acompañar como efecto colateral a las riquezas mal habidas y que más temprano que tarde pasan su correspondiente cuenta de cobro